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Actualización sobre Entornos Protectores

El equipo de Voluntariado Internacional de REDES ha organizado una jornada de actualización sobre Entornos Protectores contando con Antonio Rivas, del Instituto de Innovación, Desarrollo e Impacto Social. La cultura del cuidado tiene una expresión en el compromiso de las organizaciones para construir entornos protectores para la infancia y las personas en situación vulnerable.
Desde 2019 REDES ha promovido este tipo de formaciones. Esta actualización viene motivada, entre otros aspectos, por la LOPIVI, Ley Integral de Protección de la Infancia frente a la Violencia, de 2021. Al inicio de la sesión, tres entidades socias de REDES (Arcores, Entreculturas y Kambia) compartieron sus procesos de implementación de estas políticas.
Antonio Rivas comenzó señalando que la percepción de la violencia debe ser un compromiso de cada institución. Esa percepción depende de los ambientes culturales y evoluciona (o involuciona) en el tiempo. Ante el problema social de los abusos, es necesario que estos no tengan cabida en la cultura de nuestras organizaciones. De la cultura del silencio, a la de transparencia. Nos fundamenta una teología de la vulnerabilidad: la vulnerabilidad es tierra sagrada, nos sentimos custodios de la dignidad del otro, y esto nos mueve a la conversión personal e institucional.
Nuestras organizaciones están llamadas a construir Entornos Protectores, de acuerdo a estándares internacionales y tomando como modelo numerosas prácticas de éxito. Estos sistemas permiten prevenir, detectar, intervenir y notificar los abusos. Es especialmente importante diseñar el mapa de riesgos propio de nuestra organización. Siempre existirán riesgos. Por eso, más que de entornos seguros se habla de entornos protectores, en los que el nivel de riesgo es razonable. También se reconoce en los menores y personas vulnerables una capacidad de asumir responsabilidad en ese entorno de riesgo razonable.
En nuestro caso, nos centramos en las experiencias de voluntariado internacional que organizamos cada año. Debemos capacitar a nuestro voluntariado para prevenir, detectar las señales y notificar la información. Y hay que contar lógicamente con las contrapartes que acogen a las personas voluntarias. Es un proceso más lento, porque la percepción cultural es diferente. De algún modo, cuando nuestras organizaciones van adoptando estos sistemas de protección, los van internacionalizando y las contrapartes los van incorporando.
El Entorno Protector debe atender el nivel de los principios, el estratégico y el operativo:

Representantes de 12 de nuestras organizaciones participaron en esta sesión.
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