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Instituto Católico por la No Violencia

La «paz desarmada y desarmante» convocada por León XIV en sus primeras palabras ha reavivado el impulso de construir la paz por parte de la comunidad católica. Todas las organizaciones de Iglesia, incluyendo la plataforma Enlázate por la Justicia, estamos revisando qué podemos hacer desde nuestros distintos ámbitos para avanzar en este camino, que siempre tiene una vertiente de interioridad y otra de acción pública.
Hace casi un año, en el clima sinodal, fue presentado en Roma el Instituto Católico por la No Violencia, cuyo objetivo fundamental es poner en valor herramientas para la no violencia para que se conozcan y puedan ser aplicados por la Iglesia a través de todas sus instituciones, desde lo local, las parroquias hasta los dicasterios, las universidades. Este instituto está organizado en torno a tres áreas, un área teológica para mostrar como la no violencia está en el corazón del Evangelio; otra área que trabaja sobre las estrategias, las mejores prácticas; y una tercera área que trae las historias desde la base, desde cada uno de los contextos, en los diferentes lugares del mundo, sobre cómo el Pueblo de Dios está trabajando en la no violencia.
En la presentación, los cardenales McElroy (EE.UU) y Bo (Myanmar), aseguraron que la doctrina de la guerra justa no siempre está en armonía con el mensaje del Evangelio: «En la vida de la Iglesia las teorías de la guerra justa son un elemento secundario de la enseñanza católica; la primera es que no deberíamos involucrarnos en ninguna guerra». Con demasiada frecuencia este principio ha derivado en un acicate para legitimar guerras, lo que supone en la práctica «un grave obstáculo» para la paz.
El instituto es impulsado por el movimiento Pax Christi Internacional, que en Europa está coordinado por el español Nicolás Paz. Con él hemos dialogado en recientes eventos como la Semana Social de la CEE 2024 en Valladolid y el Congreso de Cuidadanía coorganizado por REDES el pasado enero. La no violencia debe entenderse como un enfoque transversal para avanzar en la visión de Laudato si’ y como una parte integral de la educación católica. En la actualidad corremos el riesgo de aceptar que la violencia y la guerra son inevitables. Desde Paz Christi-Italia, G. Richuiutti advierte de «la pátina de utopía que se le ha dado a la Paz. Se está normalizando la guerra, como si fuera una opción viable para arreglar los conflictos, como si el diálogo no fuera posible». Debemos romper sus círculos viciosos. Frente al creciente gasto armamentístico, podemos invertir en herramientas no violentas eficaces para la reconciliación, con el fin de alimentar una paz justa, esencial para aliviar el intenso sufrimiento humano.
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