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Voluntariado Transformador
«¿Por qué no dudamos en tirarnos a salvar a alguien que se está ahogando y nos cuesta dar un donativo?» Reflexiones como esta, lanzada por el filósofo P. Singer es una de las que Itziar Rosado, de la organización ONGAWA, nos propuso a las más de 15 organizaciones convocadas por el equipo de Voluntariado Internacional de REDES en la reciente jornada sobre Voluntariado Transformador. Desde hace años, esta jornada quiere ser un espacio para hacernos preguntas y compartir inquietudes.
Al hilo de esa cuestión, Itziar nos planteaba creencias extendidas como que lo que está lejos, no lo siento; que si donamos para acabar con el hambre, nos quedamos sin nada… Es clave entender por qué nos cuesta tanto no solo donar, sino lo que centraba esta jornada: movilizarnos socialmente. ¿Es asunto de valores, de falta de información? Según los estudios que Itziar refería, es muy importante en efecto que conozcamos la realidad y la gravedad de las situaciones (sensibilización). Pero también nos movemos si ello nos generar bienestar en algún sentido; si sentimos que tiene impacto, si confiamos en los demás (personas, organizaciones, estados…).
«Los cambios sociales suceden en las mentes y los corazones de las personas, y luego pasan a las políticas y leyes (estructuras)». El reto que proponía Itziar es deconstruir los imaginarios «insolidarios», sin generar sensaciones de culpa que provocan rechazos y nos paralizan. Entre las creencias que limitan el cambio social destacan creer que la desigualdad es inevitable, que la ciudadanía es incapaz de decidir sobre cuestiones importantes, o que la posesión de bienes nos da la felicidad.
Nuestras organizaciones sociales debemos mirar con cuidado si nuestros programas de voluntariado fortalecen estas creencias. Si apostamos por un voluntariado transformador que cambie la situación injusta del mundo, tiene que cuestionar estas creencias, facilitar que la persona voluntaria se haga preguntas sobre el sistema (el «sistema de muerte» que viene denunciando el papa Francisco).
Los procesos de voluntariado son grandes oportunidades para cambiar la mirada de las personas y repensar el relato del mundo: qué contamos de los países en los que realizamos voluntariado y, sobre todo, qué ocultamos sin darnos cuenta (tal vez, las estructuras complejas que sostienen la pobreza de las personas); qué palabras usamos: ¿personas necesitadas, personas pobres, personas empobrecidas, personas vulneradas, personas descartadas? ¿Transmitimos que la persona voluntaria va a ayudar (hacer, utilitarismo), o a intercambiar (ser, horizontalidad) con las personas que la acogen?
La presentación de Itziar Rosado nos generó por tanto muchas preguntas y conflictos, que es lo que nos prepara para cambiar la mirada y transformar la sociedad.
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