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La COP28 se cierra con claroscuros
El acuerdo final de la COP28 pide por vez primera que «desde una hoja de ruta equitativa y ordenada, se ponga fin a los combustibles fósiles«. Estos términos matizan el borrador anterior que se refería con mayor claridad a la eliminación de los mismos.
Eduardo Agosta, miembro de la delegación de la Santa Sede en la COP, analiza en Vida Nueva los resultados de esta Cumbre del Clima tan controvertida al haber sido organizada por un país con claros intereses en la producción de crudo.
El acuerdo aboga por triplicar la capacidad de producción de energías limpias y dar un salto claro en la eficiencia energética. Sin embargo, el carmelita Agosta (que participó en el Foro de Incidencia Política de REDES pocas semanas antes de esta COP) destaca los claroscuros del documento final. “Se deja abierta la posibilidad de que, habiendo necesidad de combustibles fósiles, entonces necesitemos seguir produciéndolos. No se reconoce la necesidad de poner fin a la expansión”, en contra del propuesto Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, avalado por gran número de organizaciones religiosas. Y sobre las supuestas tecnologías de captura y almacenamiento del carbono, Agosta advierte de que “se sabe ya que no es una solución efectiva para la crisis climática”. Este punto es destacado igualmente por las grandes organizaciones ecologistas.
Desde Greenpeace se reconoce que este acuerdo «marca el inicio del fin de la era de los combustibles fósiles. No obstante, no es el acuerdo histórico que el mundo necesita: «La declaración deja sin garantías a los países del sur global de que puedan tener los recursos que necesitan para transitar hacia las energías renovables. Para que los numerosos objetivos del acuerdo de esta COP28 se hagan realidad, los países ricos tendrán que aumentar significativamente su apoyo financiero y hacer pagar a los contaminadores y a la industria de los combustibles fósiles.»
Ecologistas en Acción endurece el análisis y señala la decepción ante el acuerdo final de la COP, que no afronta el «cambio radical del sistema capitalista dependiente de los fósiles, alejado de las estructuras extractivistas», haciendo imposible alcanzar la justicia climática.
El papa Francisco no pudo hacerse presente en esta COP por motivos de sulud, pero envió un mensaje claro pidiendo avances concretos, tal como había expresado en Laudate Deum: «Que esta COP sea un punto de inflexión: que demuestre una voluntad política clara y tangible, que conduzca a una aceleración decisiva de la transición ecológica»..
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