¿Podremos vivir juntos?
El pasado sábado 27 de febrero hemos comenzado reflexionando junto a M. Luisa Berzosa, asesora para el Sínodo de los Obispos, Luis Arancibia, miembro del patronato de Entreculturas, y Sebastián Mora, profesor en Universidad de Comillas y miembro de la Fundación Foessa. Al coloquio se sumaron voces desde distintos equipos territoriales de Enlázate (Santiago, Cuenca, Sevilla…). Lo presentó Eva Cruz, directora del departamento de Cooperación de Cáritas España y estuvo moderado por Sandra Várez, directora de Comunicación de la Fundación Pablo VI. Invitamos a ver las distintas intervenciones en este boletín especial.
Disfrutamos compartiendo las intuiciones de estas voces que conocen la trayectoria de Enlázate pero que, sobre todo, reflexionan desde su experiencia de acompañar a los descartados. Sebastián Mora reconocía al final que los aportes de sus compañeros de mesa nos hacían „temblar serenamente“ por su hondura y clarividencia.
Desde el inicio, Maria Luisa enmarcó el proceso en el contexto actual, en el que nuestra mirada eclesial debe dejarse tocar por el dolor de la injusticia, como insistía Sebastián Mora en su aporte. La lupa de la pandemia nos devuelve aumentados los desajustes de nuestra sociedad global. Ante ellos, marcó 5 desafíos: el derecho a la educación, la situación de las personas migrantes y refugiadas, el cuidado de la Casa Común, la economía social y el trabajo por la paz y la reconciliación. Estos ámbitos nos exigen nuevas respuestas. La mirada amorosa del Padre nos envía, en clave misionera, a abrazar este mundo tan convulso, desde la ternura y la misericordia, con el buen samaritano como modelo.
De diversos modos, los 3 ponentes insistían en que ya no sirve buscar por separado soluciones, impulsados por los carismas e identidades propias. La dimensión de los retos y la credibilidad demandan profundizar en la misión común a la que nos sentimos llamados. Luis Arancibia apuntaba que no es suficiente una campaña, sino un alineamiento más de base y comprometido. Por su parte, Sebastián Mora, invitaba a „renunciar a lo nuestro para construir lo común: la Casa Común“. En las entidades de Enlázate por la Justicia trabajamos los 5 momentos de la misión institucional (Acompañar, servir, reflexionar, sensibilizar-cambio cultural e incidir-cambio estructural), pero debemos conseguir conectarlos entre sí para generar los cambios necesarios. Y mientras el acompañamiento o el servicio se pueden realizar cada uno en su ámbito, la reflexión e incidencia requieren estructuras y mediaciones para tener mayor presencia en los foros de decisión. Enlázate por la Justicia podría serlo. Llama la atención el papel disminuido de las entidades eclesiales en los espacios donde se toman las decisiones que afectan a las poblaciones a las que acompañamos y servimos. Y en ocasiones la presencia e incidencia pública eclesial no parece tan interesada en denunciar la injusticia como en „ocuparse en cómo va lo nuestro“.
En el escenario social y relacional cada vez más fragmentado y frágil, y de horizonte limitado, Arancibia invitaba a Enlázate a fortalecer comunidades de pertenencia en las que se aliente la esperanza y se mantengan las utopías. Todo ello, abarcando la justicia global, que ya no se identifica geográficamente, y que debe incorporar la dimensión de justicia ecológica, que a nivel eclesial recién estamos descubriendo, y la cohesión social. Esta cohesión se encuentra tremendamente amenazada por la exclusión y las múltiples desigualdades (económicas, de oportunidades, de género, de cuidados…), como señalaba Mora. La inocente interpelación „¿Podremos vivir juntos?“, de Arancibia nos dejaba sumidos en la trascendencia de este momento que nos toca vivir y al que nos toca dar respuesta. Esta agenda ampliada de las entidades sociales de la Iglesia no se puede abarcar sino desde el trabajo compartido.
En la intervención final, S. Mora nos proponía este cuadro:
en el que planteaba a Enlázate las tareas de desvelar la injusticia (dentro y fuera de nuestra estructura eclesial), vincular a las personas a todos los niveles (destacando el papel de los equipos territoriales de Enlázate), posibilitar la participación social (junto al resto de movimientos sociales civiles, en diálogo hacia la Agenda 2030) y recrear una narrativa de esperanza sostenida.
Con los ecos de este coloquio, las distintas entidades de la alianza y sus equipos territoriales están reflexionando esta semana, para presentar la semana próxima unas primeras ideas en la reunión de los equipos directivos. Seguidamente, el 16 de marzo, 17.30, estamos convocados a una Asamblea de Enlázate por la Justicia para ir avanzando luces en esta niebla en la que solo podemos intuir. El deseo de una Vida abundante para todos y todas nos anima.
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