La pandemia en Koudiadiene
Senegal no figura entre los países más afectados, pero sí entre los que los contagios están creciendo más en estas semanas, junto a Kenia, RDC y Etiopía. Aunque hay que tener en cuenta que en estos últimos es donde más pruebas diagnósticas se están realizando.
La unidad de alerta del Ministerio de Salud y Acción Social de Senegal detectó el 28 de febrero de 2020 un presunto caso de covid-19. Las muestras tomadas fueron positivas y el 2 de marzo se declaró así el primer caso. Desde entonces hasta hoy, el virus continúa circulando y contaminando las 14 regiones, aunque la capital es el foco principal de infección. El país ha superado la marca fatídica de 4.000 casos, alcanzando así el pico epidémico. La respuesta se está coordinando desde el Centro de Operaciones de Urgencias Sanitarias de Senegal (COUS).
Sin embargo, después de tres meses, parte de la población urbana no está conforme con estas medidas de contención. El sector informal ocupa un lugar predominante en Senegal y esta población que vive mayoritariamente al día es el sector socialmente más afectado por COVID-19. Pero la ayuda alimentaria que se anunció al comienzo de la pandemia tarda en materializarse.
El entorno rural depende en parte de la ciudad pues en este estado de emergencia no puede vender sus productos ni recibir las semillas, sumándose a una mala cosecha del año pasado. Si en las ciudades se espera a las ayudas de rescate, en el campo la solidaridad comunitaria sigue siendo la clave.
Actuación local de Fundación Juan Ciudad
En Thiès, capital de la región de Koudiadiene, nuestra socia Fundación Juan Ciudad sostiene un hospital general y un centro de salud mental, que se suma al que apoyan en Fatick. Estos centros atienden a población especialmente vulnerable en lugares en los que la enfermedad mental sigue siendo un tabú. En esta emergencia, la labor ha consistido en un primer momento en dotar de material de protección a sus profesionales y ofrecer capacitación en protocolos de prevención y control, además de suspender las campañas de salud comunitaria, para evitar poner en riesgo a los poblados colindantes. Todo esto se ha realizado a través de un comité de crisis creado ad hoc para atender la emergencia en África. Se han enviado fondos para asegurar los suministros eléctricos y de energía en los centros.
Siguiendo las recomendaciones gubernamentales, los centros han tenido que suspender temporalmente algunos servicios como la hospitalización en salud mental y los talleres de terapia ocupacional. Y por otro lado, se han creado acciones nuevas de sensibilización para los pacientes y sus familias, específicas sobre protección frente al COVID-19, y se han establecido algunas consultas de seguimiento de pacientes por teléfono. El objetivo es mantener el máximo posible de servicios sociosanitarios en esta emergencia.
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