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Hacia un nuevo sistema de Cooperación española
La Coordinadora Nacional de ONGD viene impulsando el proceso de reforma del sistema de Cooperación de España. El año pasado, presentó este informe dentro de la campaña Con C de Cooperación.
Para acompañar este proceso REDES está organizando una jornada formativa, en primavera, y otra específica en otoño sobre cómo afectará a los programas de voluntariado internacional.
En los últimos meses, la Coordinadora ha participado en las 2 consultas a la sociedad civil que se han realizado, para insistir en las líneas maestras para el nuevo sistema de cooperación que nos haga avanzar realmente en la justicia global. Entre ellas, señalan que la nueva ley debe impulsar un nuevo modelo de desarrollo, mirando más allá de la Agenda 2030, que transforme la realidad atendiendo a las causas profundas de los retos globales que enfrentamos a través de la promoción del espacio cívico y democrático y las alianzas para el desarrollo sostenible; a través de la promoción de bienes públicos globales y de una revisión profunda del modelo económico que sea inclusivo, sostenible y democratice los recursos.
La coherencia de políticas, por la que REDES viene apostando desde la plataforma Futuro en Común, reclama que la política de cooperación para el desarrollo sostenible sea un pilar central de la acción exterior española, articulando con coherencia las distintas políticas que se emprenden para que todas apunten en el mismo sentido. Tiene ahí un papel destacado la futura Ley de Diligencia Debida que debe garantizar un mayor compromiso de nuestras empresas con los Derechos Humanos y el medio ambiente.
Esta nueva cooperación española debe fortalecer la sociedad civil, apostando por una ciudadanía activa y comprometida (como igualmente viene reclamando el Papa Francisco), tanto en nuestro país como en los del sur global, como actores que impulsan la transformación a través de las organizaciones (feministas, ecologistas, juveniles, indígenas, entidades de economía social y solidaria, de comercio justo, de derechos humanos…). Este nuevo sistema debe potenciar la anteriormente llamada Educación para el Desarrollo, que hoy denominamos en REDES Educación Transformadora para la Ciudadanía Global.
Así pues la cooperación que necesitamos como sociedad no se remite simplemente a reclamar para 2030 el 0,7% del PIB, que las entidades eclesiales reclamamos junto al resto de sociedad civil hace ya tantos años.
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